Autora: Mónica Rouanet
Editorial: Rocaeditorial
Editorial: Rocaeditorial
Sinopsis
Tras un grave accidente de coche, Alma, una joven de 17 años, sufre un shock postraumático y es ingresada en una clínica psiquiátrica ubicada en un antiguo edificio rehabilitado. Allí convive con otros internos y sus patologías y se cruza con unos niños a los que solo ella puede ver. Poco a poco, la historia del edificio y sus antiguos ocupantes se enreda con la realidad de Alma y la lleva a desentrañar oscuros secretos encerrados durante años entre las paredes de la enorme casona y en su propia mente.
Comentario
Alma, estuvo implicada en un gravísimo accidente de tráfico junto a sus padres y hermana. Los hechos la han dejado tocada y su médico decide ingresarla en una clínica psiquiátrica para ser tratada y recuperar su psique dañada. La clínica está ubicada en un edificio antiguo que hace varias décadas fue un colegio para niños sordos.
A lo largo de la novela Alma aprende a convivir con el resto de los habitantes de la clínica, adolescentes como ella. Y también con unos niños más pequeños que sólo ella puede ver.
La novela se estructura en capítulos cortos en los que se van alternando las dos tramas, relacionadas que se entrecruzan continuamente. Por un lado tenemos a Alma y su historia: qué le pasó para haber sido ingresada en la clínica, su tratamiento, sus relaciones con los demás internos y las historias personales de éstos (especialmente con los más mayores, como ella, con los que entabla una relación de amistad. Por otro lado nos encontramos con la historia del colegio para sordos en la que conoceremos a unos pocos niños pequeños y a la mujer que los cuidaba.
En ambos casos es un narrador en primera persona quien nos va contando lo que pasa o pasó: Alma en la historia del presente y un niño sordo en la del pasado. Ambos “hablan” con un lenguaje sencillo y adecuado a la edad de los narradores. Las dos historias van avanzando a la par, como mundos paralelos y sólo se mezclan en contadas ocasiones y a través de Alma que sirve como puente de unión.
Una de las cosas que más me han gustado ha sido la ambientación. Me ha gustado esa clínica psiquiátrica que yo me he imaginado como un edificio de piedra, enorme y aislado, rodeado de vegetación. Un edificio cuyas dos plantas, la más alta está cerrada y dedicándose a las labores clínicas .
Tras un grave accidente de coche, Alma, una joven de 17 años, sufre un shock postraumático y es ingresada en una clínica psiquiátrica ubicada en un antiguo edificio rehabilitado. Allí convive con otros internos y sus patologías y se cruza con unos niños a los que solo ella puede ver. Poco a poco, la historia del edificio y sus antiguos ocupantes se enreda con la realidad de Alma y la lleva a desentrañar oscuros secretos encerrados durante años entre las paredes de la enorme casona y en su propia mente.
Comentario
Alma, estuvo implicada en un gravísimo accidente de tráfico junto a sus padres y hermana. Los hechos la han dejado tocada y su médico decide ingresarla en una clínica psiquiátrica para ser tratada y recuperar su psique dañada. La clínica está ubicada en un edificio antiguo que hace varias décadas fue un colegio para niños sordos.
A lo largo de la novela Alma aprende a convivir con el resto de los habitantes de la clínica, adolescentes como ella. Y también con unos niños más pequeños que sólo ella puede ver.
La novela se estructura en capítulos cortos en los que se van alternando las dos tramas, relacionadas que se entrecruzan continuamente. Por un lado tenemos a Alma y su historia: qué le pasó para haber sido ingresada en la clínica, su tratamiento, sus relaciones con los demás internos y las historias personales de éstos (especialmente con los más mayores, como ella, con los que entabla una relación de amistad. Por otro lado nos encontramos con la historia del colegio para sordos en la que conoceremos a unos pocos niños pequeños y a la mujer que los cuidaba.
En ambos casos es un narrador en primera persona quien nos va contando lo que pasa o pasó: Alma en la historia del presente y un niño sordo en la del pasado. Ambos “hablan” con un lenguaje sencillo y adecuado a la edad de los narradores. Las dos historias van avanzando a la par, como mundos paralelos y sólo se mezclan en contadas ocasiones y a través de Alma que sirve como puente de unión.
Una de las cosas que más me han gustado ha sido la ambientación. Me ha gustado esa clínica psiquiátrica que yo me he imaginado como un edificio de piedra, enorme y aislado, rodeado de vegetación. Un edificio cuyas dos plantas, la más alta está cerrada y dedicándose a las labores clínicas .
A pesar de que las cosas ocurren a la luz del día en su mayor parte, a mí me ha parecido verlo todo a través de un velo de oscuridad que me ha intrigado y mantenido en tensión. Es cierto que, a pesar de ser una novela de intriga, no es difícil averiguar por dónde van los tiros pero eso no impide que la tensión narrativa se mantenga, en este caso de la mano del querer saber cómo pasó y cómo va a terminar todo.
Otra de las cosas que más me han gustado junto a la ambientación es la ternura que lo impregna todo. Me ha parecido una historia tierna y sentida, narrada con mucha sensibilidad. La parte del pasado, la de los niños sordos, me ha dado muchísima ternura. No es un secreto que me encantan las novelas protagonizadas por niños (y animales), me resultan tiernas y entrañables. Encima estos niños, alejados de sus familias, sordos los pobres, me han tocado el corazón. Más que los del presente que, al ser adolescentes, tienen sus más y sus menos. Alma sí que me ha llegado pues la pobre ha pasado cosas horribles. Los otros también, incluso los que resultan menos atractivos porque, en el fondo, cuando conoces todo lo que llevan en su mochila, no puedes evitar sentir pena por ellos.
Mónica escribe bien y lo demuestra en esta novela. “No oigo a los niños jugar” es una novela bonita, con una historia que me ha llegado, bien narrada, bien estructurada y con un bonito final. No es un thriller vertiginoso pero sí intrigante, dulce y conmovedor. A mí me ha convencido
Otra de las cosas que más me han gustado junto a la ambientación es la ternura que lo impregna todo. Me ha parecido una historia tierna y sentida, narrada con mucha sensibilidad. La parte del pasado, la de los niños sordos, me ha dado muchísima ternura. No es un secreto que me encantan las novelas protagonizadas por niños (y animales), me resultan tiernas y entrañables. Encima estos niños, alejados de sus familias, sordos los pobres, me han tocado el corazón. Más que los del presente que, al ser adolescentes, tienen sus más y sus menos. Alma sí que me ha llegado pues la pobre ha pasado cosas horribles. Los otros también, incluso los que resultan menos atractivos porque, en el fondo, cuando conoces todo lo que llevan en su mochila, no puedes evitar sentir pena por ellos.
Mónica escribe bien y lo demuestra en esta novela. “No oigo a los niños jugar” es una novela bonita, con una historia que me ha llegado, bien narrada, bien estructurada y con un bonito final. No es un thriller vertiginoso pero sí intrigante, dulce y conmovedor. A mí me ha convencido
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